¿QUÉ ES EL
MINDFULNESS?
La plena consciencia
(o mindfulness, o la atención plena, como, en ocasiones, se la denomina) es la
energía que te ayuda a estar despierto y ser consciente del momento presente.El
mindfulness implica llegar a un estado de conciencia que nos permita prestar
atención a la experiencia del momento. Este estado se cultiva y desarrolla a
través de la práctica de la meditación, constituyendo una manera de
relacionarnos con la totalidad de la experiencia. Además, esta práctica nos
aporta un medio con el que podemos reducir nuestro nivel general de sufrimiento
y aumentar nuestro nivel de bienestar
Es una práctica que te
permite conectar profundamente, instante tras instante, con la vida. Y no es
necesario que te desplaces, para ello, a un lugar diferente. Puedes practicar
la plena consciencia en tu habitación o cuando vas de un lado a otro. Se trata
de que hagas lo mismo de siempre (como caminar, sentarte, trabajar, comer o
hablar), pero consciente de lo que estás haciendo.
Si mientras contemplas
una hermosa puesta de sol con un grupo de personas, por ejemplo, te dejas
atrapar por tus proyectos y preocupaciones, acabarás perdiéndote en el pasado o
en el futuro y no disfrutarás, como los demás, del presente, y se te escaparán
la puesta del sol y la riqueza de la experiencia.
Supongamos ahora que,
en su lugar, asumes un enfoque diferente. ¿Por qué, cuando tu mente divague, no
diriges la atención a la inspiración y la espiración? La práctica de la
respiración profunda te trae de nuevo al presente.
Cuando tu cuerpo y tu
mente se unifican, puedes volver al presente para ver, contemplar y disfrutar
de la escena que ante ti se despliega. Así es como, "volviendo al
hogar" de tu respiración, recuperas el milagro de la puesta de sol.
Habitualmente estamos
tan ocupados que nos olvidamos de quiénes somos y lo que estamos haciendo. Hay
mucha gente que afirma olvidarse incluso de respirar. Nos acostumbramos a no
mirar siquiera a las personas que amamos, de modo que solo las echamos de menos
cuando ya se han ido. Y poco importa que no tengamos nada que hacer porque, al
habernos desconectado de lo que sucede en nuestro interior, nos aprestamos a
encender la televisión o llamar por teléfono... como si fuese posible escapar de
uno mismo.
La conciencia de la
respiración es la esencia de la plena consciencia, que es la fuente de la
felicidad y de la alegría. Pero por más que todos llevemos, en lo más profundo,
la semilla de plena consciencia, nos hemos olvidado de regarla. Si aprendemos,
no obstante, a tomar refugio en nuestra respiración o en nuestro caminar,
volveremos a establecer contacto con esas semillas, volveremos a regarlas y a
asistir, para nuestro disfrute, a su crecimiento.
Pero esta práctica,
por más accesible y sencilla que parezca, requiere cierto entrenamiento. Y,
para ello, la práctica de detenerse resulta esencial. ¿Y cómo hacemos para
detenernos? Lo hacemos a través de la inspiración, la espiración y el paso. Y
nuestras prácticas fundamentales para ello, son la respiración atenta y el paso
atento. Cuando las domines, podrás ejercitar la comida atenta, la bebida
atenta, la cocina atenta, la conducción atenta, etcétera, etcétera,
etcétera..., que te permitirán estar, en todo momento, aquí y ahora.
La práctica plena de
consciencia conduce a la concentración que, a su debido tiempo, desemboca en la
comprensión. Y la comprensión proporcionada por la meditación de la atención
plena puede liberarnos del miedo, la ansiedad y la ira, y permitirnos ser
plenamente felices. Esto es algo que podemos practicar apelando a algo tan
sencillo como una flor. Basta con sostener una flor en la mano y ser consciente
de ella. La inspiración y la espiración te ayudan a mantener la conciencia. En
lugar de dejarte desbordar por los pensamientos, sigue disfrutando de la
belleza de la flor. Entonces es cuando la concentración se convierte en una
fuente de alegría.
Si quieres disfrutar
plenamente de los regalos que la vida te depara, debes ejercitar la plena
consciencia instante tras instante, independientemente de que estés
cepillándote los dientes, preparando el desayuno o dirigiéndote al trabajo en
coche. Cada paso y cada respiración pueden convertirse, de ese modo, en una
ocasión para abrir la puerta que conduce a la felicidad y la alegría. La vida
está tan cargada de sufrimiento que, si careces de la suficiente felicidad
acumulada, no podrás enfrentarte a la desesperación. Practica con una actitud
amable y relajada, con una mente abierta y con un corazón receptivo. Practica
con la intención de entender, sin dejarte engañar por las formas ni por las
apariencias. La plena consciencia puede conservar tu alegría interior y
ayudarte a superar los retos que la vida te depare. Y el mindfulness o la plena
consciencia puede ayudarte también a establecer, en tu interior, los cimientos
de la libertad, la paz y el amor.
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