miércoles, 15 de marzo de 2023

Beneficios del Mindfulness

 



BENEFICIOS DEL MINDFULNESS EN EL ORGANISMO

1.    Mindfulness puede reducir drásticamente el dolor y la reacción emocional al mismo. Investigaciones recientes sugieren que los niveles medios de “molestia” del dolor pueden reducirse hasta un 93%.

2.    Los ensayos clínicos muestran que el Mindfulness mejora el estado de ánimo y la calidad de vida.

3.    El mindfulness mejora la memoria de trabajo, la creatividad, la capacidad de concentración y la velocidad de reacción. También mejora la resistencia y la capacidad de recuperación. 

4.    La meditación mejora la inteligencia emocional.

5.    El mindfulness es un potente antídoto contra la ansiedad, el estrés, la depresión, el agotamiento y la irritabilidad.

6.    El mindfulness es al menos tan bueno como el counselling o los fármacos para el tratamiento de la depresión clínica. 

7.    El mindfulness reduce el comportamiento adictivo y autodestructivo. 

8.    La meditación mejora la función cerebral y calma la parte del cerebro encargada de producir hormonas del estrés.

9.    La meditación mejora el sistema inmune. Los casos de ingresos en los hospitales por cáncer, enfermedades del corazón o enfermedades infecciosas son mucho menores en meditadores regulares. 

10.  El mindfulness puede reducir el envejecimiento celular.

11.  La meditación y el mindfulness mejoran el control de azúcar en sangre en la diabetes tipo II.

12.  La meditación mejora la salud del corazón y circulatoria, reduciendo la presión arterial. 

 








Mindfulness: ejercicios prácticos.

 

EJERCICIOS PRÁCTICOS

Aquí tienes algunos ejercicios sencillos para empezar a practicar:

1. Respiraciones profundas:

Una de las formas más utilizadas en las técnicas de relajación, incluido el mindfulness, se basa en llevar la atención a la respiración.

La respiración es un acto cíclico que se encuentra en un flujo constante, nos mantiene vivos y conectados en todo momento con el presente, en una unión inequívoca de nuestro cuerpo con el aire que nos rodea.

El aire es también un elemento cambiante, respiramos cada vez un aire distinto. Además, es algo con lo que contamos en todo momento.

Estas cualidades hacen de la respiración un método muy útil y sencillo para conectar con el aquí y el ahora.

Normalmente respiramos de manera automática e inconsciente, sin embargo la respiración es la principal forma de nutrición de nuestro cuerpo, por lo que tomar consciencia sobre ella y poder modularla nos brindará un mayor autocontrol sobre nosotros mismos.

Un ejercicio de respiración que puedes practicar es:

1.    Estírate boca arriba sobre una superficie estable y rígida, a poder ser lo más cercano al suelo.

2.    Coloca una mano sobre tu pecho, a la altura de tu corazón, y otra sobre tu vientre. Puedes poner alguna música relajante o estar en silencio.

3.    Cierra los ojos y empieza a inspirar por tu nariz, tratando de llevar el aire hacia tu vientre, sintiendo cómo este se hincha (respiración diafragmática).

4.    Una vez tu vientre se ha hinchado, acaba de llenarte ampliando la capacidad hacia tu pecho también. Hazlo despacio, contando los segundos, aguanta durante 2 segundos la respiración,

5.    Comienza a expirar por la boca lentamente durante los mismos segundos que tardaste en inspirar.

6.    Repite este proceso durante unos minutos.

2. Observa tu pensamiento:

La meditación oriental tiene como objetivo dejar la mente en blanco, deteniendo todo tipo de pensamientos.

Sin embargo, en nuestra sociedad actual este objetivo resulta demasiado inalcanzable en un principio, por lo que el mindfulness trata de jugar con la atención, focalizándola en algo en concreto y así ralentizar el vaivén de pensamientos y la dispersión.

Por ejemplo, puedes realizar el ejercicio anterior de respiración y en ese caso el elemento en el que te centrarás para dejar a otros de lado será tu propia respiración.

Intenta ser plenamente consciente de ella, y observarás que mientras lo haces seguramente se crucen pensamientos intrusivos por tu mente que intenten desconectarte del momento presente.

El momento presente no es más que aquel que está sucediendo mientras respiras, en cambio los pensamientos te llevarán al pasado o al futuro. No te preocupes, concédete comprensión y trata de retornar delicadamente tu atención de nuevo a la respiración.

Hazlo tantas veces como te asalten los pensamientos.

La mente tiene la particularidad de poder observarse a sí misma, y cuanto más practiques estos ejercicios, más comprensión tendrás sobre ti, más control irás adquiriendo y más sencillo te resultará.

3. Identifica tus emociones:

Seguramente no solo los pensamientos dispersarán tu atención, ya que en la mayoría de casos estos vienen acompañados de emociones.

En nuestro día a día nos vemos expuestos a una gran cantidad de sucesos que nos provocan reacciones emocionales, y la mayoría de nosotros cargamos con una pesada mochila de emociones que, en gran parte, hemos conseguido reprimir y enmascarar para facilitarnos continuar con nuestras vidas.

Buscamos distracciones o manteniéndonos ocupados para no tener tiempo de pensar en ellas. Es por esa razón que, en el momento en que nos quedamos a solas, en silencio, y bajamos la guardia, esas emociones acumuladas pueden rebrotar espontáneamente y recordarnos que siguen ahí vivas.

Es algo común que las primeras veces en que practicamos mindfulness sintamos malestar, tristeza, e incluso ansiedad, contrariamente a lo que pensamos que debería de ser (relajante). Es totalmente natural, y ello no debería asustarte ni desanimarte a continuar.

Para limpiar, uno primero ha de enfrentarse a la suciedad, y es con lo primero que nos solemos encontrar, al quitar de en medio todo aquello que hemos ingeniado para tratar de esconderla.

Una de las técnicas que te pueden ayudar a sobrellevar esas emociones es observar cómo son, cómo se sienten, sin intentar reprimirlas ni eliminarlas.

Y también te será útil ponerles nombre.

Cuando ponemos nombre a algo, lo hacemos más manejable y nos resulta menos extraño. De esa manera, seremos más capaces de dominar las emociones, en lugar de ser nosotros dominados por ellas.

4. Utiliza la visualización:

El mundo mental es demasiado abstracto y, acostumbrados al mundo de los estímulos más sensoriales, a menudo podemos perdernos. Utilizar técnicas de visualización te facilitará control mental para poder generar un estado de relajación y poder manejar mejor los pensamientos y emociones que surjan.

En nuestra mente tenemos un registro muy amplio de sensaciones vinculadas a ciertas imágenes, objetos, texturas, colores, etc. Tan solo el hecho de pensar en algo, activa cerebralmente las áreas relacionadas con su acto, por lo que pensar en actividades o lugares, por ejemplo, que nos despiertan sensaciones agradables y de calma, nos ayudará a traer esas sensaciones al presente.

También puedes empezar a generar nuevas asociaciones durante la meditación, de modo que cuando entres a un estado de relajación con el que te sientas cómodo, puedas memorizarlo asociándole una forma, un color, de manera que las próximas veces que practiques el mindfulness visualices esa forma para sumergirte de nuevo en el estado de relajación que lograste.

5. Toma conciencia de tu cuerpo:

Con frecuencia, nuestras emociones se esconden tras nuestro cuerpo en forma de sensaciones corporales.

Nuestro cuerpo no deja de ser una especie de recipiente que lo contiene todo, y en ocasiones ni siquiera sabemos qué nos ocurre porque nuestra mente (ese órgano que parece actuar con independencia y que nos esforzamos por controlar) esconde ciertas cosas para que no nos trastoquen, pero se transforman en tensiones musculares, en problemas de piel, problemas digestivos, etc.

Por ello, cuando practiques mindfulness, presta atención minuciosamente a tu cuerpo. Obsérvate todo tú, como una especie de maquinaria con unas estrategias sumamente complejas e inteligentes de protección que, no obstante, tratas de comprender para ayudarte en la tarea que esos mecanismos automáticos tratan de cumplir.

Adopta una posición de compasión frente a ti mismo, y sin juzgarte ni culpabilizarte, obsérvate y trata de comprenderte.

Fíjate cómo ciertos pensamientos generarán ciertas sensaciones físicas, y suavemente trata de ayudarte de la respiración para no preocuparte por ello.

Perdonándote incluso por esas sensaciones desagradables, y llevarte a ese momento presente en el que nada es más importante que la fortuna de estar vivo y de sentir todo lo que sientes.








lunes, 13 de marzo de 2023

Objetivos

 Siempre me marco metas y objetivos a alcanzar. Hoy me marco dos muy importantes para mí. Voy a poner todo mi esfuerzo y empeño en conseguirlos. Voy a por ellos.





El amor

 






Existen cinco grandes amores:



- El amor "sano" a uno mismo: la autoestima.

- El amor a una persona.

- El amor a los ideales y a las creencias.

- El amor a los recuerdos.




(Libro "Cómo hacer que te pasen cosas buenas". Marian Rojas Estapé)

lunes, 6 de marzo de 2023

Introducción "Memoria y recuerdos de Santa María del Cerro y Pastelero"

 

INTRODUCCIÓN

 

 

La primera vez que estuve en El Cerro fue en el verano del 2003. Iba acompañado de mis hijos Miguel Ángel y José Luis y de Rayco, un amigo de ambos, con la intención de visitar a mi hermana Salomé, religiosa dominicana, que desarrollaba una labor docente con sus compañeras Petri y Begoña, además de Pepe Carvajal y otros maestros, en la escuela rural de la barriada perteneciente a la Fundación Diocesana “Santa María de la Victoria”.

Al amanecer del día siguiente, ya que habíamos llegado de noche, contemplamos admirados la belleza y majestuosidad de los campos del Cerro. Después del desayuno, mi hermana se ofreció a servirnos de guía o “cicerone” presentándonos a don José y a su esposa doña María e hijos, a Pepita Martín, que nos llevó en su coche a Villanueva de la Concepción, a doña Paca y a su hija María del Carmen de la Panadería, a los hermanos Moreno del Bar y a otros vecinos del entorno de la escuela, quedando gratamente impresionados de su amabilidad, bondad y generosidad.

Por la tarde, después de pasar por la barriada de Pastelero y Villanueva de la Concepción nos sorprendió al mostrarnos El Torcal, un paisaje digno de visitar por la grandiosidad y formaciones diferentes de las innumerables rocas allí existentes.

También hicimos un alto en el camino para refrescar nuestras gargantas en la fuente “Pila de Cobos” que está si no recuerdo mal, a mitad de camino entre Villanueva de la Concepción y El Torcal.

Tuvimos tiempo para visitar Almogía, “La Bonita” como la llamaron los árabes. Asentada en una ladera por la que se derrama la blancura de sus casas, con sus calles estrechas y recoletas para que no queme el sol del verano, para hablar secretos de balcón a balcón, con sus típicos rincones de añejo sabor morisco y la belleza de sus paisajes.

 

Almogía “Cuna de verdiales” como lo afirma la copla;

 

 

De verdiblanca alegría,

Fiesta de los verdiales,

De verdiblanca alegría,

Con malagueños modales,

Lleva el nombre de Almogía

Que pa eso fue tu mare.

 

 

 

Por la noche se celebró en una de las aulas de la escuela, una reunión de la Asociación de Vecinos “El Cerro Pastelero” en la que participó un nutrido grupo de vecinos, la mayoría jóvenes, destacando la coordinadora de este magnífico libro Mary Domínguez Trujillo, joven dinámica y generosa donde las haya, con unas inquietudes socio/culturales realmente encomiables y capaz de mover voluntades en pro del desarrollo pleno de los 375 habitantes con que cuenta el Cerro y Pastelero.

 

 

 

Espero desde mi isla de Tenerife, que la ganadería caprina, la quesería y la empresa de construcción de El Cerro y las ventas de Pastelero y la panadería Nuestra Señora del Carmen de la barriada Pastelero, así como los productos del campo; almendros, aceitunas, cereales y legumbres adquieran un desarrollo de tal magnitud que cambien al cien por cien la calidad de vida de todos y cada uno de sus habitantes.

 

Abrigo la esperanza de que este libro sirva para unir cada día más a los vecinos, para luchar por unos objetivos socio/culturales, para que todos los niños de la barriada asistan asiduamente a la escuela, para que el sacerdote conviva más a menudo con sus feligreses para que la administración más cercana a los contribuyentes, como es el Ayuntamiento , se desviva cada día más por una mayor calidad de vida y para apoyar a la Asociación de Vecinos y las iniciativas de jóvenes generosos y altruistas, como la que ha tenido la feliz idea de llevar a término la edición de esta magnífica obra, que servirá de consulta, ejemplo y acicate a futuras generaciones.

 

No puedo terminar sin agradecer sinceramente el trato tan amable, la buena disposición y la excelente acogida de que fui objeto en mis visitas a vuestra Barriada y a Mary por haberme invitado a participar, como un vecino más, en la presente edición.

 

 

 

Desde La Perdoma-Tenerife

 1 de febrero de 2009-02-01

E. Luis Hernández Melo.

 










 

Práctica respiración consciente

 

PRÁCTICA DE LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE

Siente, mientras inspiras y espiras, el flujo del aire entrando y saliendo de tus fosas nasales. Quizás, al comienzo, tu respiración no sea relajada, pero ya verás cómo, al cabo de un rato de respiración consciente, se sosiega, tranquiliza y aligera. Poco importa que estés paseando, cuidando el jardín, escribiendo en el ordenador o haciendo cualquier otra cosa porque, en cualquier momento, puedes regresar a esta fuente tranquila de la vida. En tal caso puedes decirte:

Inspiro y sé que estoy inspirando. Espiro y sé que estoy espirando,

Quizás, al cabo de unas cuantas respiraciones, quieras abreviar esto diciendo simplemente: «Dentro, fuera». Si sigues atentamente tu inspiración y tu espiración, tu mente dejara de pensar. Tu mente tiene ahora una oportunidad de descansar. En nuestra vida cotidiana pensamos mucho. Dar a nuestra mente la oportunidad de dejar de pensar es extraordinario.

“Inspiro y sé que estoy inspirando” no es un pensamiento, sino la sencilla constatación de algo que está ocurriendo ahora, de que estás inspirando y espirando. Cuando inspiras y llevas tu atención a la inspiración, unificas tu mente y cuerpo. Y cuando tu mente y tu cuerpo se unifican, vuelves a estar de nuevo en el presente.

«Inspiro y sé que estoy inspirando» es otra forma de decir «Inspiro y me siento vivo». La vida, con todos sus milagros (la puesta de sol, el cielo azul y las hojas del otoño), está dentro y fuera de ti. Es muy importante volver a tu hogar en el presente para conectar con todas las dimensiones curativas, refrescantes y nutrientes de la vida que te rodea y está en tu interior. Basta con una simple sonrisa para relajar todos los músculos de tu rostro.

“Inspiro y reconozco el cielo azul. Espiro y sonrío al cielo azul”.

“Inspiro y soy consciente de las hermosas hojas de otoño. Espiro y sonrío a las hermosas hojas de otoño”.
Puedes resumir estas afirmaciones diciendo “cielo azul” al inspirar y “sonríe” al espirar…. Y luego “hojas de otoño” al inspirar y sonríe al espirar.

Este tipo de respiración te conecta con todos los milagros de la existencia. Entonces te nutres de la belleza de la vida. Te liberas de las preocupaciones y de los miedos. Permaneces en contacto con tu respiración y con tu cuerpo. Tu cuerpo es una maravilla. Tus ojos son extraordinarios. Basta con abrirlos para conectar con todo un paraíso de formas y colores. También tu oído es extraordinario. Gracias a él puedes escuchar todo tipo de sonidos, desde la música hasta el canto de los pájaros y el rumor que el viento arranca a la copa de los pinos. Cuando prestas atención a la inspiración y a la espiración, vuelves a vivir en el momento presente, en el aquí y ahora que te conecta con la vida. Y esto es precisamente lo que te pierdes cuando te quedas atrapado en el pasado o en el futuro.

“Inspiro y sigo todo el camino recorrido por el aliento al inspirar. Espiro y sigo todo el camino recorrido por el aliento al espirar”.

Quizás, al comienzo, sientas tu respiración forzada o extraña. Tu respiración es un resultado de tu cuerpo y de tus sentimientos. Por ello, cuando tu cuerpo está tenso o dolorido o cuando tus sentimientos son dolorosos, tu respiración se ve correlativamente afectada. Lleva toda tu atención a la respiración y respira poniendo en ello toda tu atención.

No fuerces nunca tu respiración. Deja, si es corta, que siga siendo corta y no pretendas, si te resulta desapacible, modificarla. No interfieras, fuerces ni trates de cambiar tu respiración. Sé simplemente consciente de ella y verás cómo, al cabo de un tiempo, su cualidad mejora naturalmente. La atención plena a la respiración identifica y abraza nuestra inspiración y nuestra espiración al igual que una madre sostiene a su hijo en brazos y lo abraza tiernamente. Te sorprenderá ver cómo bastan unos pocos minutos para que la cualidad de tu respiración mejore. Tu inspiración se profundizará, tu espiración se enlentecerá y tu respiración se tornará entonces más tranquila y armoniosa.

“Inspiro y advierto que mi inspiración se ha profundizado. Espiro y advierto que mi espiración se ha enlentecido”.

Cuando descubras que tu inspiración y tu espiración se han sosegado, enlentecido y profundizado, puedes ofrecer a tu cuerpo esa paz, esa tranquilidad y esa armonía. Quizás, en tu vida cotidiana, hayas descuidado o ignorado tu cuerpo, pero ahora ha llegado ya el momento de volver a casa, de reconocer la existencia de tu cuerpo, de familiarizarte con él y de hacerte amigo suyo.

“Inspiro y soy consciente de mi cuerpo. Espiro y libero todas mis sensaciones corporales”.

Quizás te resulte útil, para ello, colocar una mano sobre el vientre. Advertirás que al inspirar tu estómago sube y que al espirar tu estómago baja. Sube y baja. Y este movimiento de ascenso y descenso resulta especialmente patente cuando estás acostado. Entonces eres consciente de toda la inspiración y de toda la espiración, desde el comienzo hasta el final. Respirar de este modo es un gozo. Ya no piensas en nada, ya no piensas en el pasado, en el futuro, en tus proyectos ni en tus sufrimientos. Respirar así es un placer, un recordatorio de la vida misma.

“Inspiro y disfruto de la inspiración. Espiro y disfruto de la espiración”.

Después de haber ofrecido a tu cuerpo esa paz y armonía y de haberle ayudado a liberarse de la tensión, puedes identificar tus sentimientos y tus emociones.

“Inspiro y soy consciente de los sentimientos dolorosos que hay en mí.Espiro y sonrío a los sentimientos dolorosos que hay en mí.”

Entonces hay un sentimiento doloroso, pero también una atención plena. La atención plena es como una madre que abraza amorosamente al sentimiento. La atención plena siempre es atención plena a algo. Cuando respiras atentamente, atiendes plenamente a la respiración. Cuando caminas atentamente, atiendes plenamente al hecho de caminar. Cuando bebes atentamente, atiendes plenamente al hecho de beber. Cuando estás atento a tus sentimientos, atiendes plenamente a tus sentimientos. La atención plena puede dirigirse hacia cualquier acontecimiento físico y mental, y siempre aporta reconocimiento y liberación.

Me gustaría ofrecerte ahora un poema práctico que puedes recitar de vez en cuando, mientras respiras y sonríes:

Entonces hay un sentimiento doloroso, pero también una atención plena. La atención plena es como una madre que abraza amorosamente al sentimiento. La atención plena siempre es atención plena a algo. Cuando respiras atentamente, atiendes plenamente a la respiración. Cuando caminas atentamente, atiendes plenamente al hecho de caminar. Cuando bebes atentamente, atiendes plenamente al hecho de beber. Cuando estás atento a tus sentimientos, atiendes plenamente a tus sentimientos. La atención plena puede dirigirse hacia cualquier acontecimiento físico y mental, y siempre aporta reconocimiento y liberación.

Os ofrecemos ahora un poema práctico que puedes recitar de vez en cuando, mientras respiras y sonríes:

“Inspiro y sé que estoy inspirando.

Espiro y sé que estoy espirando.

Cuando mi inspiración se profundiza, mi espiración se enlentece.

Inspiro y aquieto mi cuerpo. Espiro y me siento a gusto.

Inspiro y sonrío, Espiro y suelto”.

Este es un poema que puedes resumir en el siguiente, pronunciando una palabra o una frase a cada respiración:

“Dentro, fuera.

Profunda, lenta.

Tranquila, relajada.

Sonríe, suelta.

Momento presente, momento extraordinario”.

El presente es el único momento verdadero. Tu tarea más importante consiste en estar aquí y ahora y disfrutar del momento presente.














Respiración consciente

 

LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE

Es cierto que en nuestra vida cotidiana respiramos, pero no lo es menos que solemos olvidarnos de la respiración. El fundamento de la práctica de la atención plena consiste en llevar la atención a la inspiración y la espiración, lo que se conoce como respiración consciente o atención plena a la respiración. Y, por más que se trate de algo muy sencillo, su efecto puede ser muy importante. En la vida cotidiana, nuestro cuerpo suele estar en un lugar y nuestra mente en otro. La atención a la inspiración y a la espiración restablece el contacto entre nuestra mente y nuestro cuerpo y nos permite estar súbitamente de nuevo aquí y ahora, completamente presentes.

Respirar de forma consciente es como beber un vaso de agua fría. Al inspirar, sentimos cómo el aire fresco penetra en nuestros pulmones. Y no es necesario, para ello, controlar la respiración. Basta con sentirla tal cual es, sin importar que sea larga o corta, superficial o profunda. La respiración consciente es la clave para reunificar cuerpo y mente y llevar la energía de la atención plena a cada instante de tu vida.

Independientemente de cuál sea nuestro clima interno, es decir, independientemente de cuáles sean nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras percepciones, la respiración siempre está, como el más fiel de los amigos, con nosotros. Y siempre podemos, en consecuencia, por más desbordados que nos veamos por los sentimientos, arrastrados por las emociones o atrapados en los recuerdos del pasado o las expectativas del futuro, volver a la respiración para reunificar y anclar nuestra mente.






¿Cómo se practica el mindfulness?

 

¿CÓMO SE PRACTICA?

¿Cómo se practica?

 Aquí os dejamos varios pasos que te ayudarán en el camino:

·         En relación al tiempo, es recomendable empezar practicando varios minutos al día e ir ampliando en función vayas adquiriendo la rutina hasta llegar al ritmo ideal de 30 minutos diarios. Hay que ser perseverante, no abandonar si no notamos cambios al principio e intentar no avanzar demasiado rápido. Ten paciencia.

·         Encuentra tu momento tranquilo del día, por la mañana justo después de despertarte, antes de acostarte al terminar la jornada, después de comer al medio día…

·         Escoge un ambiente o sitio relajado, libre de ruidos y/o distractores externos, con una temperatura adecuada y en el que nos sintamos muy a gusto: en tu cuarto, en la oficina, en un parque al aire libre, en el jardín…

·         Ponte ropa cómoda y colócate también en una postura cómoda. Sentado en el suelo con la espalda recta para no obstaculizar la respiración o tumbado sobre una esterilla.

·         Céntrate en tu respiración, concéntrate en cómo el aire entre por tus fosas nasales hacia tus pulmones, cómo nutre de oxígeno todo tu cuerpo y cómo sale de nuevo por la nariz, llevándose con él todo lo malo y lo negativo. En cuanto tu mente se distraiga llévala de nuevo a la atención de tu respiración. Con la práctica, poco a poco irás mejorando la técnica y cada vez te llevará menos tiempo alcanzarlo.

·         Deja la mente en blanco. Intenta no pensar en nada, si aparecen pensamientos, que seguro que lo harán, déjalos ir, que se marchen. Es imprescindible mantener una actitud neutral ante los pensamientos o imágenes, no juzgarlos como buenos o malos, simplemente percibirlos y observarlos de manera impersonal.





Meditación Mindfulness - Todo Lo Que Necesitas Saber | Yogateca


¿Qué es el mindfulness?

 

¿QUÉ ES EL MINDFULNESS?

La plena consciencia (o mindfulness, o la atención plena, como, en ocasiones, se la denomina) es la energía que te ayuda a estar despierto y ser consciente del momento presente.El mindfulness implica llegar a un estado de conciencia que nos permita prestar atención a la experiencia del momento. Este estado se cultiva y desarrolla a través de la práctica de la meditación, constituyendo una manera de relacionarnos con la totalidad de la experiencia. Además, esta práctica nos aporta un medio con el que podemos reducir nuestro nivel general de sufrimiento y aumentar nuestro nivel de bienestar

Es una práctica que te permite conectar profundamente, instante tras instante, con la vida. Y no es necesario que te desplaces, para ello, a un lugar diferente. Puedes practicar la plena consciencia en tu habitación o cuando vas de un lado a otro. Se trata de que hagas lo mismo de siempre (como caminar, sentarte, trabajar, comer o hablar), pero consciente de lo que estás haciendo.

Si mientras contemplas una hermosa puesta de sol con un grupo de personas, por ejemplo, te dejas atrapar por tus proyectos y preocupaciones, acabarás perdiéndote en el pasado o en el futuro y no disfrutarás, como los demás, del presente, y se te escaparán la puesta del sol y la riqueza de la experiencia.

Supongamos ahora que, en su lugar, asumes un enfoque diferente. ¿Por qué, cuando tu mente divague, no diriges la atención a la inspiración y la espiración? La práctica de la respiración profunda te trae de nuevo al presente.

Cuando tu cuerpo y tu mente se unifican, puedes volver al presente para ver, contemplar y disfrutar de la escena que ante ti se despliega. Así es como, "volviendo al hogar" de tu respiración, recuperas el milagro de la puesta de sol.

Habitualmente estamos tan ocupados que nos olvidamos de quiénes somos y lo que estamos haciendo. Hay mucha gente que afirma olvidarse incluso de respirar. Nos acostumbramos a no mirar siquiera a las personas que amamos, de modo que solo las echamos de menos cuando ya se han ido. Y poco importa que no tengamos nada que hacer porque, al habernos desconectado de lo que sucede en nuestro interior, nos aprestamos a encender la televisión o llamar por teléfono... como si fuese posible escapar de uno mismo.

La conciencia de la respiración es la esencia de la plena consciencia, que es la fuente de la felicidad y de la alegría. Pero por más que todos llevemos, en lo más profundo, la semilla de plena consciencia, nos hemos olvidado de regarla. Si aprendemos, no obstante, a tomar refugio en nuestra respiración o en nuestro caminar, volveremos a establecer contacto con esas semillas, volveremos a regarlas y a asistir, para nuestro disfrute, a su crecimiento.

Pero esta práctica, por más accesible y sencilla que parezca, requiere cierto entrenamiento. Y, para ello, la práctica de detenerse resulta esencial. ¿Y cómo hacemos para detenernos? Lo hacemos a través de la inspiración, la espiración y el paso. Y nuestras prácticas fundamentales para ello, son la respiración atenta y el paso atento. Cuando las domines, podrás ejercitar la comida atenta, la bebida atenta, la cocina atenta, la conducción atenta, etcétera, etcétera, etcétera..., que te permitirán estar, en todo momento, aquí y ahora.

La práctica plena de consciencia conduce a la concentración que, a su debido tiempo, desemboca en la comprensión. Y la comprensión proporcionada por la meditación de la atención plena puede liberarnos del miedo, la ansiedad y la ira, y permitirnos ser plenamente felices. Esto es algo que podemos practicar apelando a algo tan sencillo como una flor. Basta con sostener una flor en la mano y ser consciente de ella. La inspiración y la espiración te ayudan a mantener la conciencia. En lugar de dejarte desbordar por los pensamientos, sigue disfrutando de la belleza de la flor. Entonces es cuando la concentración se convierte en una fuente de alegría.

Si quieres disfrutar plenamente de los regalos que la vida te depara, debes ejercitar la plena consciencia instante tras instante, independientemente de que estés cepillándote los dientes, preparando el desayuno o dirigiéndote al trabajo en coche. Cada paso y cada respiración pueden convertirse, de ese modo, en una ocasión para abrir la puerta que conduce a la felicidad y la alegría. La vida está tan cargada de sufrimiento que, si careces de la suficiente felicidad acumulada, no podrás enfrentarte a la desesperación. Practica con una actitud amable y relajada, con una mente abierta y con un corazón receptivo. Practica con la intención de entender, sin dejarte engañar por las formas ni por las apariencias. La plena consciencia puede conservar tu alegría interior y ayudarte a superar los retos que la vida te depare. Y el mindfulness o la plena consciencia puede ayudarte también a establecer, en tu interior, los cimientos de la libertad, la paz y el amor.