lunes, 6 de marzo de 2023

Práctica respiración consciente

 

PRÁCTICA DE LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE

Siente, mientras inspiras y espiras, el flujo del aire entrando y saliendo de tus fosas nasales. Quizás, al comienzo, tu respiración no sea relajada, pero ya verás cómo, al cabo de un rato de respiración consciente, se sosiega, tranquiliza y aligera. Poco importa que estés paseando, cuidando el jardín, escribiendo en el ordenador o haciendo cualquier otra cosa porque, en cualquier momento, puedes regresar a esta fuente tranquila de la vida. En tal caso puedes decirte:

Inspiro y sé que estoy inspirando. Espiro y sé que estoy espirando,

Quizás, al cabo de unas cuantas respiraciones, quieras abreviar esto diciendo simplemente: «Dentro, fuera». Si sigues atentamente tu inspiración y tu espiración, tu mente dejara de pensar. Tu mente tiene ahora una oportunidad de descansar. En nuestra vida cotidiana pensamos mucho. Dar a nuestra mente la oportunidad de dejar de pensar es extraordinario.

“Inspiro y sé que estoy inspirando” no es un pensamiento, sino la sencilla constatación de algo que está ocurriendo ahora, de que estás inspirando y espirando. Cuando inspiras y llevas tu atención a la inspiración, unificas tu mente y cuerpo. Y cuando tu mente y tu cuerpo se unifican, vuelves a estar de nuevo en el presente.

«Inspiro y sé que estoy inspirando» es otra forma de decir «Inspiro y me siento vivo». La vida, con todos sus milagros (la puesta de sol, el cielo azul y las hojas del otoño), está dentro y fuera de ti. Es muy importante volver a tu hogar en el presente para conectar con todas las dimensiones curativas, refrescantes y nutrientes de la vida que te rodea y está en tu interior. Basta con una simple sonrisa para relajar todos los músculos de tu rostro.

“Inspiro y reconozco el cielo azul. Espiro y sonrío al cielo azul”.

“Inspiro y soy consciente de las hermosas hojas de otoño. Espiro y sonrío a las hermosas hojas de otoño”.
Puedes resumir estas afirmaciones diciendo “cielo azul” al inspirar y “sonríe” al espirar…. Y luego “hojas de otoño” al inspirar y sonríe al espirar.

Este tipo de respiración te conecta con todos los milagros de la existencia. Entonces te nutres de la belleza de la vida. Te liberas de las preocupaciones y de los miedos. Permaneces en contacto con tu respiración y con tu cuerpo. Tu cuerpo es una maravilla. Tus ojos son extraordinarios. Basta con abrirlos para conectar con todo un paraíso de formas y colores. También tu oído es extraordinario. Gracias a él puedes escuchar todo tipo de sonidos, desde la música hasta el canto de los pájaros y el rumor que el viento arranca a la copa de los pinos. Cuando prestas atención a la inspiración y a la espiración, vuelves a vivir en el momento presente, en el aquí y ahora que te conecta con la vida. Y esto es precisamente lo que te pierdes cuando te quedas atrapado en el pasado o en el futuro.

“Inspiro y sigo todo el camino recorrido por el aliento al inspirar. Espiro y sigo todo el camino recorrido por el aliento al espirar”.

Quizás, al comienzo, sientas tu respiración forzada o extraña. Tu respiración es un resultado de tu cuerpo y de tus sentimientos. Por ello, cuando tu cuerpo está tenso o dolorido o cuando tus sentimientos son dolorosos, tu respiración se ve correlativamente afectada. Lleva toda tu atención a la respiración y respira poniendo en ello toda tu atención.

No fuerces nunca tu respiración. Deja, si es corta, que siga siendo corta y no pretendas, si te resulta desapacible, modificarla. No interfieras, fuerces ni trates de cambiar tu respiración. Sé simplemente consciente de ella y verás cómo, al cabo de un tiempo, su cualidad mejora naturalmente. La atención plena a la respiración identifica y abraza nuestra inspiración y nuestra espiración al igual que una madre sostiene a su hijo en brazos y lo abraza tiernamente. Te sorprenderá ver cómo bastan unos pocos minutos para que la cualidad de tu respiración mejore. Tu inspiración se profundizará, tu espiración se enlentecerá y tu respiración se tornará entonces más tranquila y armoniosa.

“Inspiro y advierto que mi inspiración se ha profundizado. Espiro y advierto que mi espiración se ha enlentecido”.

Cuando descubras que tu inspiración y tu espiración se han sosegado, enlentecido y profundizado, puedes ofrecer a tu cuerpo esa paz, esa tranquilidad y esa armonía. Quizás, en tu vida cotidiana, hayas descuidado o ignorado tu cuerpo, pero ahora ha llegado ya el momento de volver a casa, de reconocer la existencia de tu cuerpo, de familiarizarte con él y de hacerte amigo suyo.

“Inspiro y soy consciente de mi cuerpo. Espiro y libero todas mis sensaciones corporales”.

Quizás te resulte útil, para ello, colocar una mano sobre el vientre. Advertirás que al inspirar tu estómago sube y que al espirar tu estómago baja. Sube y baja. Y este movimiento de ascenso y descenso resulta especialmente patente cuando estás acostado. Entonces eres consciente de toda la inspiración y de toda la espiración, desde el comienzo hasta el final. Respirar de este modo es un gozo. Ya no piensas en nada, ya no piensas en el pasado, en el futuro, en tus proyectos ni en tus sufrimientos. Respirar así es un placer, un recordatorio de la vida misma.

“Inspiro y disfruto de la inspiración. Espiro y disfruto de la espiración”.

Después de haber ofrecido a tu cuerpo esa paz y armonía y de haberle ayudado a liberarse de la tensión, puedes identificar tus sentimientos y tus emociones.

“Inspiro y soy consciente de los sentimientos dolorosos que hay en mí.Espiro y sonrío a los sentimientos dolorosos que hay en mí.”

Entonces hay un sentimiento doloroso, pero también una atención plena. La atención plena es como una madre que abraza amorosamente al sentimiento. La atención plena siempre es atención plena a algo. Cuando respiras atentamente, atiendes plenamente a la respiración. Cuando caminas atentamente, atiendes plenamente al hecho de caminar. Cuando bebes atentamente, atiendes plenamente al hecho de beber. Cuando estás atento a tus sentimientos, atiendes plenamente a tus sentimientos. La atención plena puede dirigirse hacia cualquier acontecimiento físico y mental, y siempre aporta reconocimiento y liberación.

Me gustaría ofrecerte ahora un poema práctico que puedes recitar de vez en cuando, mientras respiras y sonríes:

Entonces hay un sentimiento doloroso, pero también una atención plena. La atención plena es como una madre que abraza amorosamente al sentimiento. La atención plena siempre es atención plena a algo. Cuando respiras atentamente, atiendes plenamente a la respiración. Cuando caminas atentamente, atiendes plenamente al hecho de caminar. Cuando bebes atentamente, atiendes plenamente al hecho de beber. Cuando estás atento a tus sentimientos, atiendes plenamente a tus sentimientos. La atención plena puede dirigirse hacia cualquier acontecimiento físico y mental, y siempre aporta reconocimiento y liberación.

Os ofrecemos ahora un poema práctico que puedes recitar de vez en cuando, mientras respiras y sonríes:

“Inspiro y sé que estoy inspirando.

Espiro y sé que estoy espirando.

Cuando mi inspiración se profundiza, mi espiración se enlentece.

Inspiro y aquieto mi cuerpo. Espiro y me siento a gusto.

Inspiro y sonrío, Espiro y suelto”.

Este es un poema que puedes resumir en el siguiente, pronunciando una palabra o una frase a cada respiración:

“Dentro, fuera.

Profunda, lenta.

Tranquila, relajada.

Sonríe, suelta.

Momento presente, momento extraordinario”.

El presente es el único momento verdadero. Tu tarea más importante consiste en estar aquí y ahora y disfrutar del momento presente.














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