El arte sagrado de escuchar
Nutriendo relaciones amorosas
por Tara Brach
Escuchar es inclinarse suavemente
con la buena disposición de ser transformado
por lo que uno escucha.
– Mark Nepo –
¿Qué ocurre cuando hay una presencia de escucha?
Cuando estamos plenamente en esa presencia de
escucha, con una calidad de pura receptividad, nos
convertimos en la propia presencia.
Ya sea que llames
a esto Dios o pura conciencia, o nuestra verdadera
naturaleza, el límite que separa lo interno y lo externo
se disuelve y nos tornamos en un campo luminoso de
presencia.
Cuando estamos en esta presencia abierta
realmente podemos responder a la vida que se
encuentra allí. Y nos enamoramos.
Este estado de escucha es el precursor o el
prerrequisito de relacionarse a través del amor.
Cuanto
más entiendas el estado de escucha – de ser capaz de
sentir que los sonidos de la lluvia te lavan, de recibir el
sonido y el tono de voz de otra persona – más sabrás
sobre nutrir una relación a través del amor.
En cierto modo, es una posición extremadamente
vulnerable. En el momento en que paras de planear lo
que vas a decir o manejar lo que la otra persona está
diciendo, de repente ya no estás en control. Estás
abierto a tu propia tristeza, a tu propia ira y molestia.
Escuchar significa dejar el control. Hacer esto no es
poca cosa.
Cuando alguien está hablando, nos pasamos la
mayoría del tiempo planeando lo que vamos a decir,
evaluándolo, tratando de transmitir nuestras propias
ideas, o controlando la situación.
La escucha pura es un abandono del control.
No es
fácil y requiere práctica. Más aún, solo cuando
podemos abandonar este acto de controlar es cuando
nos abrimos a la verdadera pureza de amar. No
podemos ver o comprender a alguien en los momentos
en que tratamos de controlar lo que los demás están
diciendo o cuando tratamos de impresionarlos con lo
que nosotros queremos decir. No hay espacio para que
esa persona solamente se desenvuelva y sea realmente
quien es.
Escuchar y recibir incondicionalmente lo que
la otra persona expresa, es una expresión de amor.
La escucha pura es un abandono del control. No es
fácil y requiere práctica. Más aún, solo cuando
podemos abandonar este acto de controlar es cuando
nos abrimos a la verdadera pureza de amar.
No
podemos ver o comprender a alguien en los momentos
en que tratamos de controlar lo que los demás están
diciendo o cuando tratamos de impresionarlos con lo
que nosotros queremos decir. No hay espacio para que
esa persona solamente se desenvuelva y sea realmente
quien es.
Escuchar y recibir incondicionalmente lo que la otra persona expresa, es una expresión de amor. ¿Acaso no es cierto que para conocer la belleza y majestad de un árbol tienes que estar callado y descansar bajo su sombra? ¿No tienes que estar debajo del árbol?
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